Indra

Indra era el dios principal de la primitiva religión védica (previa al hinduismo) en la India. Aparece como héroe y figura central en el libro Rig vedá (hacia el siglo XI a. C.). Es considerado el dios de la atmósfera y el cielo visible.

Posteriormente, en el hinduismo, se convirtió en el rey de todos los semidioses (dioses inferiores) y fue superado por los dioses Brahmá, Vishnú y Shivá.

Su arma es el relámpago (vashra).[1] Su vajana (vahana: ‘vehículo, montura’) es el elefante Airavata, que representa la nube de la cual Indra hace descargar su lluvia.

Entre otras cosas es el dios regente de la pupila del ojo derecho (mientras que la del izquierdo es representada por su esposa, la diosa Indrānī) o Sachi.

Su piel es blanca o amarillenta y su cuerpo está cubierto de ojos con párpados, que le permiten ver todo lo que sucede en el mundo.

En realidad esos ojos fueron una maldición-bendición de sabio Gotama. Indra había seducido a la esposa del sabio, Ajalia (ahalya). Al enterarse el asceta del adulterio, hizo que el cuerpo de Indra se llenara de decenas de vulvas. Indra hizo penitencias para pedir perdón, y el sabio terminó accediendo a convertir las vulvas en ojos.

En las escrituras hinduistas, Indra es un dios temeroso de perder su puesto como dios principal. Por eso, cuando se entera de que algún humano (como Vishuámitra) realiza muchas austeridades para ganar karma que le permita ascender en una siguiente encarnación y ocupar el puesto de Indra, éste envía a las prostitutas celestiales, las apsarās (como Urvashí, Rambhá o Menaká) para que lo seduzcan y le hagan perder todo avance místico.

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