El templo cristiano


Las iglesias cristianas usan los dos significados de la palabra "templo" que se encuentran en la Biblia, considerando que el cuerpo físico es "un templo" sagrado y por eso se debe cuidar. En términos cristianos el cuerpo de una persona es una alegoría del templo, por considerarse también sagrado (1Corintios 3:16).

El otro uso de la palabra "templo" tiene que ver con un edificio especial, tal como el Templo de Jerusalén, que es "la Casa del Señor", donde sus fieles reciben normas y consejos religiosos relacionados con la espiritualidad.

En los textos cristianos, el templo aparece como un medio de congregación, y no es de primera importancia dentro de los aspectos de fe. Jesús, en algunos pasajes, le resta importancia a la presencia del templo cuando sus apóstoles le mostraban su belleza; en otros pasajes pelea contra mercaderes y cambistas aposentados en el atrio.

El cristianismo, al institucionalizarse, adoptó la forma de basílica romana, edificio de uso civil, no religioso, como modelo para sus grandes templos, por ser el espacio cubierto más adecuado para celebrar sus rituales y prácticas públicas.

Actualmente los templos cristianos en todo el mundo son planeados, diseñados y construidos por especialistas en la materia, siendo edificios importantes por sus dimensiones, su función urbana y el impacto urbano y ambiental que los edificios de gran tamaño traen consigo.

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