El templo egipcio


Los primeros templos monumentales construidos en piedra fueron los de la civilización del antiguo Egipto, durante el Imperio Antiguo (2700-2200 a. C.), destacando por su magnificencia el conjunto de templos del Imperio Nuevo en Luxor y Karnak.

La mayoría de los dioses egipcios tienen templos, con sacerdotes a su servicio. En la religión egipcia el templo es la imagen terrestre de la morada celestial, y las estatuas que representaban a los dioses eran consideradas depositarias del Ka del dios, y su situación dentro del templo, la naos, y los rituales, necesitaban de un sacerdocio a su disposición.

Estos templos, más que lugares de culto, eran considerados moradas del Ka de la divinidad y por este motivo, sólo el faraón y los sacerdotes podían entrar en el recinto sagrado, pues la religión egipcia tenía un carácter mistérico de gran complejidad.

El clero tuvo gran poder e importancia en diversos periodos. En una primera época, los Imakhus tenían funciones civiles y religiosas, no había distinción. En los templos había un Sumo Sacerdote (como el Sumo sacerdote de Amón) que era el delegado del faraón para realizar el culto; asimismo había profetas y un clero inferior, encargado de las tareas auxiliares. Durante el periodo tardío de Egipto también existe un influyente clero femenino, destacando Nitocris, la sacerdotisa del dios Amón.

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