Increíble India, de Salvador Aznar


Increíble India, así reza en muchos de los anuncios y artículos de reclamo turísticos editados por las oficinas de turismo de este extenso país, el segundo más poblado del Mundo. Y es que la India, misteriosa, ruidosa, frenética, vibrante, colorida y caótica, es sin lugar a dudas, una tierra de asombrosos contrastes, una tierra que ofrece al visitante experiencias increíbles e inenarrables.

La India, es una joven nación, en la que se conjugan pasado y presente con invisibles e indivisibles lazos. El territorio donde se asienta la India actual, es la cuna de una de las civilizaciones más antiguas del mundo, la civilización del Valle del Indo, surgida hace unos 5.000 años. El sánscrito su lenguaje literario y el de los Vedas, que datan del siglo XII antes de Cristo, se consideran las escrituras más antiguas que aún siguen utilizándose en los actos religiosos y ceremoniales, ya que la India moderna, a pesar de ser un estado secular, sigue teniendo un sentido muy religioso en todos sus actos diarios.

Es en estas paradójicas circunstancias, en las que reside gran parte del encanto de este país donde pasado y presente se pueden sentir en todas las expresiones de una sociedad que mira al futuro, sin olvidar su pasado y tradiciones.

Para un fotógrafo, la India es un continuo espectáculo de formas y colores, paisajes, monumentos, pueblos, ceremonias y sobre todo sus gentes.

La predisposición y el gusto de sus habitantes por las imágenes y la fotografía, contribuyen a crear una extraña colaboración entre fotógrafo y fotografiado, que hace que se disfrute de esta actividad a cada paso y en cada circunstancia.

En este viaje por el norte de la India, del que ahora se exponen una veintena de imágenes, Salvador Aznar realizó más de 10.000 fotografías, imbuido por este ambiente de implicación y complicidad en la vida diaria de los habitantes de esta Increíble India.

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